El violinista Alfredo Reyes Lougunova ofreció la noche del viernes, al lado de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), un espléndido programa en el que interpretó el Concierto para violín núm. 2, BB 117, de Béla Bartók, en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.
El violinista hizo que los 35 minutos que dura la obra se convirtieran en una estampa espectacular e inolvidable. Aunque ligeramente nervioso al principio, Reyes Lougunova demostró el dominio con sus aptitudes y técnica musical.
Conducida por Ludwig Carrasco, la OSN, del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, tuvo una atinada participación en el concierto de Bartók, por lo que Alfredo Reyes entregó una interpretación única e irrepetible.
Al final de su actuación, el público con sus constantes aplausos pidió un encore y el violinista ofreció uno de los Caprichos, de Niccolò Paganini, demostrando una vez más que es un talento natural muy bien pulimentado con el trabajo arduo y constante.
Antes de su actuación, la OSN interpretó la obra Ermesinda, de Eduardo Hernández Moncada (1899-1995), compositor veracruzano que gradualmente se va conociendo, gracias al trabajo de los especialistas del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Carlos Chávez (Cenidim) del Inbal.
Se trata de una obra que en sí misma encierra todas las tradiciones de la música mexicana, es decir, que aglutina algunos extractos de nuestras raíces; y la cual forma parte de un ballet estrenado hace más de 70 años en el Palacio de Bellas Artes.
Luego de un intermedio, la principal agrupación musical del país ejecutó la Sinfonía núm. 5 en Fa mayor, Op. 76, de Antonín Dvořák, que, a decir de los críticos musicales, crea un sentimiento de paz interno al escucharla.
El concierto de la OSN se repetirá el domingo 4 de junio a las 12:15 horas en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.